miércoles, 23 de marzo de 2016

" viernes... "


VIERNES

 

 

Había sido una semana dura, pero por fin era viernes y en cuanto tocaron las 17:00 me levanté de mi mesa y salí de la oficina. Como el día ya empezaba a alargarse con la llegada de la primavera decidí volver a casa andando ya que mi chico había quedado con sus compañeros del trabajo para tomar algo al salir de su oficina y yo entonces no tenía ninguna prisa. En poco más de treinta minutos llegué a casa, abrí los sobres que cogí del buzón que como siempre eran o facturas o propagandas variadas y decidí darme un buen baño sin prisas. En el baño abrí el grifo del agua caliente y añadí al agua un puñado de sales espumosas y con olor a vainilla y cerré la puerta del baño. Me fui a la habitación, me desnude y busque algo que ponerme para después, algo cómodo ya que no pensaba salir ya de casa hasta el día siguiente. Elegí una camisola corta de algodón blanco y unas braguitas blancas cómodas también. Puse algo de música en el comedor, un cd de música suave ideal para estas ocasiones y me dirigí al baño y al abrir la puerta me envolvió una nube de vapor con aroma a vainilla y me metí en la bañera. El agua estaba muy caliente, como me gusta a mí. La bañera de mi casa es grande, muy grande, y fue uno de los motivos que me ayudo a decidirme por quedarme con este piso. Me estire después de poner una toalla doblada en la repisa donde apoye la cabeza, cerré los ojos y respire profundamente. El olor a vainilla y la espuma inundaba mi cuerpo, me encanta esa sensación. Permanecí así más de media hora, súper relajada pero como no quería tener que salir huyendo si se enfriaba el agua decidí enjabonarme. Tomé el gel de vainilla también, que me había regalado mi chico en una ocasión y tras dejar caer en mi mano un buen chorro de gel lo fui esparciendo por mi cuerpo aun tumbada en el agua. Pase mis manos por mis pechos, por mi vientre, por mis hombros, mi cuello y finalmente por mi sexo, enjabone cada rincón de mi cuerpo. Al enjabonar mi sexo rasurado descubrí que estaba húmeda, y no solo del agua de la bañera, estaba excitada, suele pasarme cuando me doy baños relajantes, supongo que es una atmosfera propicia para ello, aunque no es menos cierto que llevaba mi semana cachonda. Así es como llamo yo esos días en los que no sabes bien porque, pero te excitas a la mínima, aunque bien pensado no sé a quién quiero engañar, suelo estar caliente casi siempre, a mi chico le encanta eso, y a mí también. Seguí enjabonándome toda, poniendo especial énfasis en mis pechos, en mis pezones que apretaba entre mis dedos y sobretodo en mi sexo. Estaba tentada, de masturbarme, de hacerme una paja dentro de la bañera e incluso tentada de enviar a mi chico una foto o un video mío, desnuda en la bañera, pero desdeñe la idea porque no quería que estuviera más pendiente del móvil que de mí, y lo conozco y sé que lo habría hecho. Pero lo que aparte de mi mente fue correrme, quería correrme, pero como el agua estaba a punto de empezar a enfriarse para mi gusto decidí dejar mi juego para después del baño. Me puse en pie y me quite el jabón y la espuma de mi cuerpo con el teléfono de la ducha, haciendo especial énfasis con el grueso chorro en mi sexo, en ocasiones me he corrido así, y aunque aún no quería hacerlo sí que quería sentir un poquito más de placer, soy así de traviesa. Di por finalizado mis juegos acuáticos y mi baño y salí de la bañera. Me sequé con una suave toalla grande y me vestí con mis braguitas y mi camisola. Fui a la habitación y me subí a la cama, me puse boca abajo, atravesada a lo ancho de la cama, el aroma a vainilla aun me invadía. Bajo mi cuerpo mi mano bajo buscando mi sexo por fuera de mis braguitas. Me las acababa de poner y pude sentir que estaban mojadas, me encanta eso, que se mojen de mi excitación, eso me pone más cachonda aún. Pasé mis dedos sobre mi sexo por encima de las braguitas, y los fui moviendo lentamente, a la vez que movía también todo mi cuerpo contra mis dedos, aprisionándolos contra la cama bajo mi cuerpo. Separe un poco el elástico de mis braguitas y las yemas de mis dedos se humedecieron de mi flujo. Saque mi mano de debajo de mi cuerpo y lleve mis dedos a mi boca, los lamí, los chupe, sabían a sexo, a mi sexo, me encanta ese sabor a sexo. Me puse a cuatro patas como una perrita sobre la cama, con una mano subí mi camisola dejándola sobre mi espalda y apoyé mi cabeza sobre la cama. Separe mis piernas y volví a pasar mi mano bajo mi cuerpo hasta llegar a mi sexo, pero esta vez metí mi mano dentro de mis braguitas y fui directa a mi botoncito, lo frote lentamente, y me estremecía de placer por momentos. Mi mano libre busco mis pechos y los amase, fuerte, pellizcando mis pezones entre mis dedos sobre la camisola, pero decidí quitármela y me quede solo con las braguitas a cuatro patas sobre la cama. Seguí frotando mi clítoris apoyada con la cabeza contra el colchón y decidí que quería más. Me baje las braguitas, sin quitármelas, me las deje bajadas por las rodillas, eso también me excita, es como una sensación de entrega, y a mi chico también le encanta verme así. Me las baje y seguí frotando con mis dedos mi clítoris y pase mi otra mano sobre mi cuerpo dejándola caer por mi espalda hasta mi culo y de ahí mis dedos buscaron mi sexo. Penetre mi sexo con un dedo mientras seguía frotando mi clítoris con dos dedos haciendo círculos sobre él. Cada vez estaba más excitada, más cachonda. Podía oír mis propios suspiros y gemidos. Oí la puerta de casa, mi chico había llegado. No deje de hacer lo que estaba haciendo, sabe que lo hago en ocasiones cuando él no está. El sexo entre nosotros es increíble, pero eso no tiene por qué estar reñido con mis juegos a solas, no? Lo imaginé, en la puerta de la habitación, mirándome y excitándose por momentos al verme, y eso me animaba más aun a seguir, y así lo hice, seguí dándome placer. Oí como desabrochaba su pantalón y lo dejaba caer al suelo, imaginaba su verga como se iba endureciendo mientras me veía masturbándome, deseaba volverme para verlo, pero por otra parte me daba morbo imaginarlo y no me volví. Lo imaginaba con su mano acariciando su sexo, con su sexo brotando flujo hasta gotear al suelo, masturbándose viendo mi culo y viendo como yo me penetraba mi sexo con un dedo mientras veía él veía entre mis piernas como yo frotaba mi clítoris con dos dedos. Lo sentí acercarse a la cama, a los pies de la cama, para verme más cerca. Note como cogía mi camisola, que voló en el aire y cayó sobre mi cabeza que seguía apoyada en la cama. Lo oí, caminando junto a la cama, lo sentía delante mío, cerca, muy cerca. Imaginaba su cuerpo desnudo, imaginaba su verga dura, muy dura, la imaginaba húmeda, muy húmeda, empapada, y la deseaba, la deseaba mucho. Y como si adivinara mis pensamientos, note su polla, pasando por mis mejillas, la notaba suave, mojándome la cara, levante un poco la cabeza, sin que cayera la camisola que había caído encima de mi cabeza, pero él aprovecho, para pasarla por mis labios, y yo la engullí, lentamente, la fue metiendo en mi boca, lo oía gemir, y yo gemía también de tan excitada que estaba. Me comía su polla mientras yo seguía masturbándome, lo oía gemir, y fue entonces cuando note algo, note como detrás mío, algo frotaba mis nalgas, algo las mojaba, algo resbalaba entre ellas, y algo ocupo el lugar que ocupaban mis dedos en mi sexo, alguien estaba follandome por detrás. Mi chico no había venido solo a casa. Nunca antes había hecho algo así, ni con mi chico ni con nadie, pero si él estaba dispuesto ese día yo también lo estaba, no es acaso una de las fantasías más recurrentes de las mujeres estar con dos hombres? Pues posiblemente esa sería la única vez que yo lo hiciera y quería vivirlo a fondo. Tan a fondo como sentía aquella polla penetrarme, la notaba entrar y salir lentamente, de mí, muy lentamente, y a los suspiros de mi chico y míos se unieron esos terceros suspiros. Mientras el amigo de mi chico me follaba a cuatro patas yo seguía frotando mi clítoris y chupando la verga de mi chico y entonces él me quito la camisola de la cabeza y yo la erguí, levanté mi cabeza de la cama y cogí su verga con mi mano, empecé a hacerla una paja mientras lamia su capullo. El me cogió de la barbilla, obligándome así a mirarle a los ojos, y lo hice, ¿y entonces me dijo – quieres seguir?  – y yo le conteste – será nuestra primera y última vez, quiero seguir – y entonces el sonrió mirándome y me acaricio con su mano la mejilla.

Por primera vez volví mi cara, y miré a nuestro invitado, era de nuestra edad, guapo, y fuerte y estaba muy excitado también.

Mi chico saco su polla de mi boca se tumbó en la cama y me cogió, me puso boca arriba sobre él, me abrió las piernas y me las levanto, su amigo se puso entre mis piernas, y arrodillado se puso a lamer mi sexo mientras mi chico amasaba mis pechos y jugaba con mis pezones. Yo sentía mi sexo explotar, sentía como chorreaba flujo entre mis piernas, sentía como mi culo se mojaba con los jugos de mi sexo. Mi chico entonces levanto más aun mis piernas, cogió su verga y desde debajo mío empezó a penetrar lentamente mi culo, yo sentía como se iba abriendo camino, sentía como iba entrando poco a poco, toda, entera, y mientras el invitado seguía lamiendo mi clítoris y jugando con sus dedos dentro de mi sexo. Nuestro invitado se puso en pie, delante de mí, y yo tuve la necesidad de coger su verga y lo hice, la cogí y empecé a hacerle una paja, chorreaba flujo sobre nosotros mientras mi chico follaba mi culo. Se acercó un poco más y abrí mi boca, mostrándole lo que deseaba, y el invitado lo entendió y la acerco más aun a mi cara hasta que pude meterla en mi boca y empecé a devorarla o tal vez debería decir que era él quien se follaba mi boca. Me sentía una Diosa, o una puta, pero me excitaba, tener dos pollas solo para mí y ya que iba a ser la única vez en mi vida quería disfrutarlas.

Mi chico me levanto en volandas, y me puso boca arriba tumbada en la cama y me abrió de piernas, el invitado se puso de rodillas a mi lado sobando mis tetas y besándolas, mire a mi chico, él me miro, sonrió y lentamente me fue penetrando, cara a cara, lo sentí entrar lentamente, lenta y profundamente, sentía tanto placer, tanto…pero quería más morbo, más de todo, y me agarre de nuevo a la verga del invitado, y volví a lamerla y a chuparla. Los tres estábamos cada vez más excitados, poco mas podíamos aguantar. El invitado gemía, y empecé a hacerle una paja mientras miraba a mi chico viéndolo como me follaba. ¡Necesitaba correrme ya !!!  y quería que ellos se corrieran también. Aceleré el ritmo de mi mano en la polla del invitado, su polla chorreaba por mi mano y lo oía gemir buscando aire, apretaba los músculos de mi sexo para sentir más placer y dar más placer a la verga de mi chico dentro de mí y como por arte de magia…me corrí gimiendo y gritando…. A la vez que notaba la polla de mi chico llenar mi sexo de su leche…y a la vez que otro chorro de leche caía sobre mi vientre, la leche de nuestro invitado. Mi chico cayo rendido sobre mí, y lo abrace, soltando al invitado.

Mi chico me llevo en brazos a la ducha, y nos duchamos juntos. Estábamos bajo el chorro de agua abrazados cuando el invitado llamo a la puerta y dijo – ha sido un placer, encantado de conocerte – y mi chico y yo sonreímos en silencio.

Lo siguiente que oímos fue la puerta de la calle al cerrarse.

Desde esa ocasión no hemos vuelto a repetir el tema de los tríos y seguimos súper felices aunque a decir verdad me siento en deuda con mi chico y a veces me planteo la posibilidad de prepararle un encuentro para él conmigo y una compañera mía.

Quien sabe…

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