miércoles, 29 de abril de 2015
martes, 28 de abril de 2015
miércoles, 22 de abril de 2015
" esas decimas de segundo... "
Un nuevo día
en la oficina, uno más, y empezaba con el mismo sopor de cada día. Andrés iba
por el pasillo cuando entre dos archivadores salió Carla empujando una caja
repleta de documentación, iba agachada empujando de la caja y Andrés no pudo
evitar mirar hacia su escote donde se insinuaban o mejor dicho se veían dos
voluptuosos pechos bajo un sujetador blanco con encaje. Tras unas decimas de
segundo que disfruto como si fueran eternas y aunque le supieron a poco Andrés
ofreció su ayuda a Carla.
--- Deja,
deja ya te ayudo yo – y se puso a tirar de la caja dándole la espalda a ella
para que de nuevo una mirada suya indiscreta no le traicionara.
--- Gracias
– le contesto ella amable como siempre lo era.
La acompaño
hasta su mesa y se despidió de ella deseándole una feliz jornada a la vez que
se alejaba hacia su propia mesa.
El día había
empezado aburrido como siempre pero la visión de los pechos de Carla había
conseguido mejorarlo notablemente. Las horas pasaban, los compañeros de Andrés
comentaban el partido de futbol del día anterior por televisión pero él no conseguía
centrarse, ni en el trabajo ni en el partido ni en nada, aquellas decimas de
segundo a primera hora lo tenían atrapado, hasta el punto que algún compañero
le pregunto si se encontraba bien ya que él de por sí bastante locuaz ese día
casi no hablaba.
--- Si, sí,
estoy bien, pensando en mis cosas – se esforzó en contestar.
Durante el
día intento acercare a Carla en varias ocasiones, deseaba estar cerca de ella,
para volver a recordar aquellos instantes de primera hora, se acercaba, por
detrás de ella, mirando su cuerpo, vestida con una falda azul marino, ni muy
larga ni muy corta y una blusa sin botones color crudo, esa blusa, esa, esa que
antes le había ofrecido tan bello espectáculo, se acercaba a ella y miraba su
sujetador por detrás, color blanco, hablaba con ella sobre alguna información
que necesitaba y volvía a su mesa.
El día
transcurrió así, con varias idas y venidas.
A última
hora Andrés se despidió de Carla y le deseo un buen fin de semana.
A la noche,
al llegar a su casa, se dio una ducha y ceno, y en la soledad de su cama Andrés
volvió a rememorar aquellos pechos que lo habían llevado loco todo el día y
decidió entregarse a su placer en solitario.
Y por fin
llego el lunes, Andrés tenía un motivo para ir con más alegría a trabajar.
Se encontró
a Carla a media mañana, en la máquina de café, y estuvieron charlado un rato,
el la miraba, a hurtadillas cuando ella no le miraba a los ojos, él recorría su
cuerpo con su mirada, sus piernas, sus caderas hasta llegar a sus pechos,
firmes y prominentes.
Seguían
charlando cuando a Carla se le cayó el sobre del azucarillo al suelo.
--- Deja, ya
lo cojo yo – dijo Andrés agachándose a recogerlo.
--- No te
preocupes – dijo Carla agachándose a la vez que él.
Se
encontraron los dos agachados, y Andrés cayó en su tentación, y no pudo evitar
mirar su escote. Decimas de segundo de nuevo, aunque en esta ocasión Carla no
se levanto tan rápida, estuvieron unos segundos así, agachados los dos, Andrés
viendo lo que Carla escondía bajo la blusa, color crudo de nuevo y escotada y
Carla agachada delante de él.
Cuando por
fin se levantaron Andrés le dio el sobre de azúcar y con nervios disimulados se
despidió para seguir trabajando.
Ya en su
mesa fue recuperando la compostura, descubrió una importante erección bajo su
pantalón e intento por todos los medios buscar algo en lo que poder trabajar
para poder hacerla desaparecer, le costaba concentrarse, seguía viendo aquellos
preciosos pechos en su imaginación, pero la cosa ahora iba mas allá, imaginaba
como serian aquellos pechos desnudos, sin atrapar dentro de aquel sujetador
blanco, como serian los pezones que los coronaban, había leído en algún sitio
que los hombres tienen esa obsesión por los pechos por un tema de evolución,
nunca han superar el destete materno pero lo que a él le pasaba por la cabeza
estaba muy lejos de esos términos, estaba más cercano a la literatura erótica o
incluso a una película porno, imaginaba descubrir si bajo aquella falda llevaba
o no ropa interior, y si llevaba como seria. No podía dejar de pensar e
imaginarla. Se habría dado cuenta Carla que le estaba mirando? Seguía absorto en esos pensamientos cuando una
duda le asalto, no había estado Carla demasiado tiempo agachada? Y si se había dado cuenta de que le estaba
mirando…no era extraño que no se hubiera levantado más rápida?
--- Andrés, Andrés…
--
El oír su
nombre le hizo volver a la realidad. Se volvió y al lado de su mesa estaba
Carla, se acerco, más, y le dijo, -- Te he traído los informes que me pediste
antes – y se agacho junto a su silla para abrir una caja llena de documentos.
Andrés miro
la caja, y no pudo contenerse y miro a Carla, a los ojos, y de sus ojos paso a
sus pechos, decimas de segundo para recrearse en su escote, -- gracias, no
tenias que correr – le dijo volviendo de nuevo a mirarla a los ojos y allí
encontró una sonrisa, mientras vio como ella se inclinaba un poco más aun
agachada y viendo sin tener que mirar aquellos pechos que tan loco lo estaban
volviendo. Sintió de nuevo crecer su erección, intento separarse de ella y
mirar a otro lado para no explotar allí mismo y se levanto de la silla.
--- Gracias,
cuando acabe te los devuelvo – logro decir.
--- Esta
bien – dijo ella sonriendo y alejándose de su mesa.
Cuando ella
se alejo se dejo caer sobre la silla y enterró su cabeza entre sus manos como
queriendo expulsar todo lo que pasaba por su cabeza en ese momento.
Andrés no
salió ni a comer, prefería tener la cabeza ocupada entre archivos y documentos,
ya a última hora solo le quedaban por hacer unas fotocopias para tener todo su
trabajo adelantado tres días de tanto que había hecho.
Estaba
acabando cuando se abrió la puerta del pequeño cuarto de las fotocopias y al
girarse la vio, ella de nuevo, Carla.
Ella le
saludo y el contesto, casi sin querer mirar y al volverse para salir del cuarto
choco contra ella tirándole al suelo los documentos que ella llevaba.
--- Perdona,
perdona – dijo él arrodillándose a recogerlo todo.
---
Tranquilo no pasa nada, en un momento se recoge todo – y se arrodillo también a
recoger.
Los dos de
nuevo cara a cara, ella frente a él, arrodillada, agachada, y de nuevo él miro,
lo volvió a hacer, mirar aquellos pechos anhelados.
Y ella lo
miro, a los ojos, le sonrió, y se agacho mas, y él seguía mirándolos, mas, y
mejor.
Y lo hizo,
acerco una mano, a sus pechos, y acaricio un pecho primero, mientras ella le
miraba a los ojos, y acaricio el otro después, y ella cerraba los ojos como
deleitándose. Los amasaba en sus manos, uno y otro, lentamente, como si fuera
su boca la que los saboreara y ella seguía con los ojos cerrados mordiendo su
labio mientras suspiraba.
De repente
ella se levanto. El avergonzado se levanto también pero ella fue hasta la
puerta, la cerro con la llave y fue rápida hacia él. Lo puso contra la
fotocopiadora, cara a cara y le dijo --- Creo que esto es lo que quieres – y
tal y como acabo de decir esas palabras se deshizo por la cabeza de su blusa.
Allí estaba ella, mostrándole sus pechos. Andrés no pudo contenerse, se lanzo a
sus pechos como al abismo, empezó a amasarlos, los dos a la vez con sus manos,
se agacho y empezó a morderlos sobre el sujetador blanco de encaje, los pezones
de ella amenazaban con romper la tela a medida que se endurecían más y más. Andrés
los mordía, a través de la tela, los chupaba, los succionaba, y ella mientras
con la cabeza dejada ir hacia atrás se dejaba hacer mientras suspiraba y
lanzaba pequeños gemidos.
A esas
alturas Andrés no podía esconder su erección, su verga estaba dura, muy dura
bajo el pantalón y en ese preciso instante ella le dijo --- dame lo que tienes
para mí – mientras metía su mano dentro del pantalón por la cintura.
Empezó a
sobar su verga sobre el bóxer dentro del pantalón hasta que le dijo – déjame
verla, la quiero ¡!! – y ella sacando su mano del pantalón empezó a
desabrochárselo y a bajar su cremallera, el pantalón de Andrés cayó al suelo y
él con un movimiento lanzo sus náuticos y su pantalón a un lado.
Carla seguía
en pie, junto a él y metió su mano en su bóxer sobando su polla con fuerza
hasta que la saco y la dejo libre.
Carla se
arrodillo y empezó a frotar contra sus pechos la verga de Andrés, llenándose de
su flujo…
…continuara…?
martes, 21 de abril de 2015
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