domingo, 27 de abril de 2014

" viaje en AVE "

Quiero agradecer a una fiel amiga y seguidora de este blog su confianza en mi y en haberse decidido a compartir uno de sus relatos con tod@s nosotros.....gracias Miss Leia...




Son las 6 de la mañana,  Sants Estació. Cola para bajar al andén del AVE.

 Delante tuyo una ejecutiva más estresada que agresiva rebusca en el bolso,  en la agenda, en el maletín del portátil….¿dónde está el billete???!!!

Todo el contenido de la agenda cae por el suelo.  La ayudas a recogerlo. Cruce de miradas. Interesante para ser madurita. Buen escote. Se da cuenta de donde miras y se ruboriza.

Finalmente aparece el billete, se lo validan, y baja las escaleras.

 Al dar un paso adelante, tu pie pisa algo redondo. Te agachas. Una bonita y cara pluma. Se le habrá caído de la agenda, piensas.

Empiezas a bajar las escaleras y ves que entra en uno de los vagones de Turista. Tú vas en Primera.  Ocupas tu asiento y piensas que en un ratito harás una excursión para devolverle la pluma a su propietaria. Pero más tarde; ahora necesitas 20 minutos de cabezadita.

 No sabes cuánto tiempo ha pasado, pero un ruido te despierta.  La puerta del vagón se cierra tras el traje chaqueta de la dueña de la pluma.  Debe ir a tomar un café, piensas.

Te arreglas el pelo y sales tras ella con la pluma en el bolsillo interior de la americana.

Llegas a la cafetería, pero no la ves; gomina y corbatas, pero ni rastro de aquel escote.

 Te das la vuelta y vuelves hacia tu vagón.  Y al pasar por delante d la puerta del aseo, ésta se abre de golpe.  Y te encuentras de cara con ella. De nuevo se ruboriza.

- Hola, consigues articular.

- Hola, dice ella.

 - Creo que esto es tuyo, le dices, enseñándole la pluma.

No puede evitar poner cara de sorpresa y rebusca de nuevo en el bolso, que vierte su contenido de nuevo al suelo.

 Estáis justo en la puerta del aseo. Un movimiento del tren te empuja sobre ella, y entráis en el amplio aseo de minusválidos, y la puerta se cierra a tu espalda.  Los dos os agacháis a recoger el contenido del bolso.

 Estáis cerca. Hueles su perfume, suave pero sensual.  Ella percibe tu colonia marinera, y te pregunta:

-          ¿Qué colonia usas, que huele tan bien?

 A lo que respondes:   

-          Aqua di Gio,  marina y fresca...

-           Me encanta, dice ella. Además, coge unos toques muy sensuales en ti, añade.

-          ¿En mi?, preguntas.

-          Sí, dice ella. Cada cuerpo modifica el olor de la colonia y el perfume y los hace suyos.

Otro movimiento brusco y caes sobre ella, que no puede evitar notar sobre sus muslos la erección que está emergiendo bajo tus pantalones, y que va in crescendo al percibir de nuevo su perfume y su proximidad.

 Tu pecho sobre el suyo, que se mueve deprisa… vuestra respiración va acelerándose.

 Te pones en pie y la ayudas a incorporarse, tirando de ella. No podéis dejar de miraros a los ojos. Vuestras miradas dicen mucho.

La tienes de la mano, das un paso atrás y el tren traquetea de nuevo. Te lanza hacia atrás, chocas contra la pared, y ella se abalanza sobre ti, y no lo puedes evitar….

La besas, suave, tierno.  Ella te lo devuelve con un mordisquito.

Te pones a mil. De un manotazo pones el cierre de la puerta.

La levantas  y la llevas hasta la pica. La sientas y le quitas la chaqueta.

La camiseta escotada no puede esconder sus pezones erectos. La retiras con un dedo y lames uno de ellos. Ella se estremece y tira de tu pelo. Repites la operación con el otro, y esta vez te reclama la boca.

Besos húmedos, con sabor a café. Mordiscos en el labio que te ponen a mil.

 La bajas de la pica y le das la vuelta. Desabrochas el botón de sus pantalones y tus dedos se abren paso entre un minúsculo tanga de blonda, que te deja acceder fácilmente a su sexo mojado. Se estremece de nuevo al sentirte y sus piernas atrapan tu mano, pidiendo más.

 Tus dedos buscan su clítoris, que se hincha con tu contacto. Tu dedo corazón se introduce casi sin querer en su húmeda cavidad. No puede evitar un gemido de placer.

 Ella nota tu erección contra su culo, y con las manos busca a tientas desabrocharte el cinturón  y los pantalones, que caen al suelo.  Le bajas los suyos y el tanga con una mano, mientras con la otra liberas tu polla. Le abres las piernas con las tuyas y la embistes por detrás, llenando su coño da una sola vez.

 La sientes, caliente, mojada, a punto de correrse.

 Y tú no podrás aguantar mucho.

 Ella intenta ahogar sus gemidos y se mueve contigo, aceptando tus envestidas, sincronizándose con ellas.

 Hasta que explotáis, los dos.

 Ha sido, rápido, inesperado, sorprendente; no te había pasado antes.

Os tomáis un minuto para respirar, os recomponéis.

Ella se lava la cara, se arregla el pelo.

Recogéis todo lo que cayó del bolso.

Te da un beso en la mejilla, y se va con un "Gracias, Sr. Aqua di Gio".

Te quedas un minuto más, te refrescas también, y vuelves de nuevo a tu asiento.
Al quitarte la americana, notas algo en el bolsillo…..su pluma, con su tarjeta de visita


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